Entre el lunes 11 y martes 12 de noviembre se desarrollaron diversas actividades triestamentales. Un trabajo coordinado entre la jefatura de carrera y el Centro de Estudiantes.
Daniel Ríos habla sobre la importancia y desafíos de implementar innovaciones pedagógicas para la mejora escolar
En su edición número 26, la revista de la ciudad de Curitiba presenta investigaciones realizadas por medio de la utilización de las tecnologías, digitales o no, en el ámbito de la Educación Básica, lo que para Chile involucra educación de párvulos, educación básica y educación media. Asimismo, reúne artículos de cinco países y de todas las regiones de Brasil.
Esta edición demuestra que, a pesar de la distancia geográfica de los autores, la preocupación por la innovación pedagógica en favor de la mejora de la calidad del aprendizaje, de los profesores y los alumnos, es una constante en el escenario global.
El Dossier comienza con una entrevista realizada con el académico Daniel Ríos, en la que relata sus experiencias, además de la utilización de los recursos, la efectiva práctica docente, en especial en América Latina. Allí, comparte su visión de la innovación en la educación, el rol del profesor como agente esencial de esta transformación, los desafíos de la educación básica y las claves para el desarrollo de una escuela del siglo XXI.
Este número también se centra en el ámbito de la educación matemática, a través de una interpretación de cómo el discurso del profesor puede contribuir a la inserción de los recursos tecnológicos en las prácticas pedagógicas; La educomunicación como estructura innovadora pedagógica en la realidad escolar; Las tecnologías utilizadas en el escenario de la industria cultural y la fotografía a través de un diálogo colectivo pertinentes al programa curricular de Geografía.
Además, las investigaciones corroboran la hipótesis de que los recursos tecnológicos no deben ser vistos como salvadores de la brecha existente entre la práctica docente y el aprendizaje docente.
Por último, los estudios revelan que el enfoque de la mejora de la calidad en la educación, sea en el escenario nacional o internacional, refleja cómo tales herramientas pueden apoyar a los profesores para optimizar sus acciones, relacionándolas como apoyo al desarrollo de competencias colaborativas, creativas, críticas y comunicativas.
A continuación, la entrevista realizada al académico del Departamento de Educación, profesor Daniel Ríos.
1. Cuándo hablamos sobre actuación del docente de educación básica en el siglo XXI, aparece la palabra innovación. ¿Cómo ve la innovación en el ámbito educacional?
Considero que la innovación en el ámbito educacional es esencial, como estrategia de cambio positivo, para mejorar aspectos importantes de las escuelas relacionados con la gestión directiva, curricular, pedagógica, de convivencia escolar, etc. La innovación ofrece una posibilidad de transformación de la realidad escolar en aquellos aspectos específicos de problemas que se puedan presentar y aparece como una buena estrategia para cambiar y modificar de manera positiva la realidad escolar con vista a su mejora, en el entendido de que las innovaciones que se hacen, independiente del tema o del objeto a transformar, siempre hay que tener presente que los principales beneficiarios son los estudiantes y sus aprendizajes. Estos debieran ser siempre el foco de atención de las innovaciones educativas que realizamos dentro de la escuela para efectos de contribuir a su formación y así contribuir a la concreción de la misión de los Proyecto Político Pedagógico (PPP).
2. En 2016, usted escribió con la profesora Elisa Araya un libro titulado “Diseño y desarrollo de innovaciones en las escuelas. Referentes teóricos y prácticos de la innovación educativa”. En este contexto, la pregunta es el reconocimiento explícito del profesor como agente esencial de la transformación que se desarrolla con la innovación. ¿Podría comentar un poco más sobre cómo su punto de vista podría ser un plano ideal de reconocimiento docente?
La idea central es que es de vital importancia contar con la participación de los profesores para el mejoramiento de la escuela a través de la innovación. Los profesores al reflexionar sobre su práctica y los procesos educativos y pedagógicos, a partir problematización de la escuela, puedan realizar diagnósticos que le permitan relevar diferentes problemas para buscar su solución por medio del diseño, ejecución y evaluación de innovaciones.
Lo anterior, sin perder de vista la realidad externa en que se inserta la escuela, ya que las condiciones sociales, culturales, económica y otras, condicionan la tarea educativa. Ahora, siguiendo algunos autores, como Stenhouse, uno podría plantear que la innovación, más que depender de un profesor o una profesora, lo esencial, lo importante, es que se plantee desde el conjunto de profesores, es decir, de toda la comunidad escolar: profesores, directivos, alumnos, padres, apoderados, etc... Ellos son el motor más importante para efectos de transformación educativa. Es la escuela completa, es la comunidad escolar como agente de transformación, de cambio positivo, y eso involucra una serie de características culturales vinculadas a la colaboración, el trabajo en equipo, el cuidado del bien común, en cuanto a la Misión y la Visión, que está expresado en el PPP de la escuela, y donde, obviamente, el profesor, considerando su formación, su práctica, pueden ser esenciales en el marco de un movimiento comunitario de las transformaciones educativas que se orientan a la mejora de la escuela y a una buen formación de los estudiantes.
3. Usted ha conocido muchos contextos educativos educacionales en América Latina. ¿Podría relatar cuáles son los principales desafíos actuales en el escenario de la educación básica?
En general, yo diría que los principales desafíos de América Latina para la educación escolar en algunos países se relaciona con la cobertura escolar, es decir en el aumento de la matrícula, sobre todo de los sectores más vulnerables de nuestra sociedad. Es decir, democratizar la escuela, de que todos los sectores, sobre todo los más pobres, tengan acceso a la escuela y a los procesos sociales y educativos formales que se viven dentro de esta. Este es un objetivo de primer orden para algunos países de nuestro continente.
En otros países es probable que la cobertura escolar al tener mayores niveles, como en el caso de Chile, Uruguay, Argentina y otros, hoy el desafío mayor es el tema de la calidad de los aprendizajes, o lo que algunos llaman de manera más amplia la calidad de la educación. Creo que ése es un centro importante de tensiones y desafíos que viene desde hace mucho tiempo atrás en el marco de una sociedad latinoamericana que se incorpora a los procesos de globalización de manera creciente, tanto del punto de vista tecnológico, económico, cultural, social, etc. En ese contexto de mejorar los aprendizajes de los estudiantes me parece que hay un desafío a nivel de escuela, y por eso la importancia de la innovación, del profesor que reflexiona sobre su práctica y que además plantea innovaciones, estrategias concretas para mejorar, tiene que ver con cómo la escuela, en el contexto de democratización creciente, puede garantizar procesos educativos pedagógicos de calidad para los aprendizajes de los estudiantes.
Pienso que en el caso brasileño y chileno, lo esencial es cómo asegurar procesos educativos de calidad dentro de la escuela y en particular en la sala de clases. Aquí necesitamos un profesor que tenga dominio del contenido disciplinario que enseña, pero también un profesor que reflexione sobre su práctica, que innove en aquellos aspectos que se puedan mejorar, que genere buenas relaciones con los estudiantes, que cree buenos climas de aula, porque la evidencia que hay, sobre todo en pruebas internacionales de la Unesco, donde participan los países de América Latina, el clima de aula es clave para efecto de buenos aprendizajes en los estudiantes. En ese contexto, necesitamos una nueva relación entre profesor y estudiante en el marco de las disciplinas que se enseñan. Necesitamos mejorar la inequidad en los procesos y resultados educativos y académicos al interior de cada escuela.
También diría que otro desafío clave en el marco de mejora escolar, y para asegurar buenos procesos pedagógicos y educativos, tiene que ver con aspectos vinculados a la retroalimentación docente. Las pruebas internacionales están mostrando que en la medida que los profesores retroalimenten a los estudiantes, en el marco de una evaluación de proceso, formativa, la posibilidad de mejorar aprendizajes es más probable. Y esa capacidad de retroalimentación de los profesores lleva a otra situación desafiante, que es cómo cambiamos la metodología y la didáctica de la enseñanza de los profesores, para efectos de contribuir al mejoramiento de los aprendizajes de los estudiantes.
Otro desafío tiene relación con hacer una escuela más inclusiva, dialogante y democrática, de tal forma de contribuir a la formación ciudadana de los estudiantes. Abrirse a la diversidad, para generar un estudiante consciente de los otros, a fin de generar respeto, trabajo colaborativo y a la primacía del bien común, por sobre el egoísmo y el individualismo, en nuestra sociedad.
Finalmente, otro desafío es generar políticas públicas que reconozcan la tarea profesional y social del profesor, lo que lleva a que se le retribuya económicamente la contribución que realiza para el desarrollo de nuestras sociedades. No me parece justo que los profesores para que tengan una vida digna deban trabajar en jornadas agotadoras que se inician por la mañana y finaliza por la noche.
4. ¿Cree que el trabajo cotidiano del profesor en la escuela puede ser considerado como base de su formación continua? De ser así, ¿cómo?
Creo que es muy importante el conocimiento práctico que adquieren los profesores en el marco de su trabajo cotidiano en el aula, porque obviamente no es suficiente la formación teórico y práctica que los alumnos reciben en los procesos de graduación para ser profesores.
Hay toda una formación que se logra en la vida cotidiana de la escuela, un aprendizaje que algunos autores llaman el “conocimiento práctico”. En ese sentido, pienso que puede ser una base para la formación continua en la medida, entre otras cosas, en que el profesor reflexione sobre ese conocimiento práctico que va adquiriendo, realice trabajo colaborativo en el marco de un PPP donde lo que interesa es el bien común en la comunidad escolar, en la posibilidad de trabajar con el otro para efectos de intercambio de significado respecto a su tarea educativa, su aporte social, al rol docente, al quehacer o trabajo que realizan los estudiantes con vista a su aprendizaje, acciones que tienen que estar en relación a los padres y apoderados, que también contribuyen como un factor de calidad en los procesos educativos de los hijos, de los pupilos.
En ese sentido, creo que hay elementos suficientes para hacer ver que el trabajo cotidiano que genera conocimiento práctico, que genera nuevas reflexiones, nuevos intercambios de sentido con los estudiantes, los colegas y los directores de escuela, puede servir de base para una formación continua porque incluso desde esta lógica los profesores pueden ir sintiendo, pensando, reflexionando sobre cuáles son sus principales deficiencias en el marco de su quehacer docente y por lo tanto, en algún momento, realizar cursos, diplomados, especializaciones o posgrado en un área específica de su formación para efectos de seguir aprendiendo, y que ese aprendizaje pueda ser transferido al aula, y de esa manera generar un círculo virtuoso respecto al desarrollo profesional docente de los profesores.
5. Si recibiese el poder para organizar una escuela del siglo XXI, ¿cuáles serían los principales pilares para su desarrollo?
Si tuviese la posibilidad de tener una escuela o un liderazgo importante en ella, diría que hay varios aspectos esenciales. Uno, contar con una carta de navegación, como el PPP, relevante y pertinente, generado de manera comunitaria, en el cual pudiésemos visualizar la misión y la visión de la escuela. Un PPP que considera el contexto en el cual la escuela va a desenvolverse desde el punto de vista del trabajo educativo y pedagógico, es decir, estar atento al contexto social, cultural, económico, político, religioso en el cual vamos a realizar los procesos sociales y educativos de la escuela. Todo esto condiciona obviamente el PPP y la tarea de todos los actores escolares.
Otro elemento que me parece importante es tener claridad sobre el planteamiento curricular de la escuela de acuerdo al PPP, es decir, instrumentos de planificación y gestión, que permitan la navegación de la escuela hacia los objetivos que están propuestas en su PPP.
También me parece importante contar con un grupo de profesores que tengan la motivación y el compromiso por la hermosa tarea educativa, pero también las habilidades, la experiencia, la capacidad de hacer de su trabajo escolar y docente una acción que vaya más allá de los contenidos que enseñan, de ser educadores en el sentido de ser responsables de la formación integral de los estudiantes, la que tiene que ver con el conocimiento, las habilidades, los valores, las actitudes que contribuyan a una formación importante de los estudiantes. En ese sentido, contar con profesores que no sólo tienen dominio del contenido que enseñan sino que también reflexionan e innovan desde el punto de vista metodológico, didáctico, evaluativo. Que son generosos, cariñosos con los estudiantes, que tienen una buena relación con ellos para poder generar confianzas y climas de aula que contribuyan a la comodidad, al sentirse acogido y querido por parte de los estudiantes, y en consecuencia producir la motivación propia por parte de los alumnos para participar y comprometerse en sus procesos educativos escolares formales.
También me parece importante contar con el apoyo de los padres y apoderados como un factor clave en los procesos de aprendizaje de los estudiantes. Estos son los primeros responsables de la educación de sus hijos.
Finalmente, me parece esencial generar una cultura escolar que esté basada en la confianza, el compromiso, la responsabilidad profesional, en una buena formación académica de directivos y profesores, pero también humana. Aquí podría ser interesante preguntarse por los perfiles educativos de los profesores que requeriría cada escuela a la luz de los PPP. Todo lo anterior, es necesario pero no suficiente, porque también se requiere para efectos de un buen proyecto educativo contar con una buena infraestructura, un buen equipamiento tecnológico, de laboratorio, de salas de música y de arte, gimnasio, salones donde los alumnos puedan presentar teatro o poesía y cualquier manifestación cultural a la cual la escuela también está comprometida en el marco de su PPP, y contribuir de esta manera a una formación completa, plena e integral de los estudiantes, y que esa formación redunde en el día de mañana en una buena integración a la sociedad a la cual pertenecen los estudiantes.