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Aulas Hospitalarias en riesgo de desaparecer: Claudio Miranda, egresado de PEGB, pide al Mineduc asegurar el derecho a la educación

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  • El Magíster en Pedagogía Hospitalaria lleva cinco años trabajando con niños, niñas y adolescentes en los hospitales. Sin embargo, el escaso financiamiento del Ministerio de Educación y la crisis sanitaria provocada por el Covid-19, hacen peligrar esta iniciativa.

Por César Calquín

Claudio Miranda Barrera es profesor egresado de Pedagogía en Educación general Básica del Departamento de Educación del Plantel. Tiene un Magíster en Pedagogía Hospitalaria por la Universidad de Barcelona, España, y actualmente se desempeña como docente y coordinador del Aula Hospitalaria Punta Arenas, ubicada en el Hospital Clínico Magallanes, una de las últimas en inaugurarse, convirtiéndose así en la más austral del país.

Miranda lleva cinco años trabajando como docente en este recinto, una noble labor que lleva educación a los niños en los hospitales. Pero, ¿en qué consiste un Aula Hospitalaria? Es un espacio en el hospital, que es una sala acondicionada con todas las medidas sanitarias correspondientes, para acompañar y apoyar en los momentos más difíciles de la vida como lo es la enfermedad, las diversas y múltiples pérdidas y el duelo. Esta instancia no solo brinda atención escolar, también educa para la salud y el bienestar del estudiante y su familia.

En esta realidad se desempeñó en sus primeros años de docencia: “Mi primer acercamiento fue gracias a una práctica profesional. En esta experiencia pude conocer de cerca la realidad de las habitaciones de la Unidad Pediátrica de Oncología del Hospital Dr. Exequiel González Cortés, gracias a la escuela hospitalaria de la Fundación Nuestros Hijos”, señaló.

“Empatizar con el dolor ajeno y tratar de compensarlo con la profesión fue la clave que me motivó a continuar educando mientras se sana, como también a especializarme y a luchar por abrir nuevas aulas junto a la Fundación Educación Inclusiva, con la que trabajamos actualmente”, agregó Miranda.

Resultados de la educación hospitalaria

Esta pedagogía tiene increíbles efectos positivos en los estudiantes: logran un sentido de pertenencia al hospital que en sí es un lugar poco agradable para los niños, niñas y adolescentes.

También mejoran la adherencia y continuidad de su tratamiento médico, su estado de ánimo y sus ganas de jugar. Desarrollan importantes habilidades blandas y valores tan necesarios para esta sociedad, como la amistad, solidaridad y empatía. Además, es un momento que, mientras recuperan su salud física y mental, también recuperan su seguridad, fortalecen su autoestima y desarrollan la apreciada resiliencia para poder reinsertarse sanos a sus colegios de orígenes.

“Las aulas hospitalarias son un motor que funciona hace más de 25 años en el país. Su funcionamiento es similar a un colegio, no obstante, para el paciente pediátrico la atención es mayoritariamente transitoria y busca compensar las pérdidas escolares como también brindar una serie de factores positivos, protectores e inclusivos para apoyar la recuperación de su salud en la medida de lo posible”, comentó el profesor Miranda.

Cuestionamientos

Sin embargo, hay quienes creen que esta modalidad no es necesaria, que no se le debieran inyectar recursos. Con estos prejuicios ha tenido que lidiar diariamente el profesor Miranda, algo que, lejos de desmotivarlo, le dan fuerza para seguir trabajando en lo que ama.

“Existen varios prejuicios sobre nuestro tipo de atención: que no es necesaria, que pasa a llevar el rol médico, que para eso están los colegios o incluso he llegado a escuchar unos tan terribles como “para qué invertir en educar a quién no se sabe si tendrá futuro”. Nadie en este mundo sabe si tendrá un día más de salud, o si sobreviviremos a otra pandemia, la salud es algo tan frágil que como sociedad debemos ser más sensibles, acompañar a las personas en esta situación, escucharlos y atenderlos con amor”, sentenció.

Lamentablemente, este proyecto está sufriendo variados inconvenientes. A la pandemia que afecta a nuestro país, se suman los gastos que involucran las necesidades escolares para la implementación de las clases virtuales y una matrícula inferior a cinco estudiantes, son factores que ponen en riesgo la continuidad de esta iniciativa, vulnerando el derecho a la educación de varios niños, niñas y adolescentes de la región de Magallanes y del país, ya que el funcionamiento de la mayoría de las Aulas Hospitalarias es gracias a la subvención escolar proveniente desde el Mineduc, situación que buscan revertir visibilizando este problema para recibir el apoyo que necesitan estos estudiantes.

“Le pedimos encarecidamente a las autoridades del Ministerio de Educación que apoyen a estos estudiantes vulnerables, que conozcan estas situaciones que han existido por mucho tiempo y que la situación del Covid-19 dejó al descubierto. Es una realidad silenciosa que viven miles de niños, niñas y adolescentes en nuestro país. Es un momento difícil para todos, sin embargo, estas minorías son una de las más indefensas y nos necesitan más que nunca. Es por ello que se debe asegurar el derecho a la educación, para que ningún causal socioeconómico o de enfermedad sea una amenaza que interrumpa la escolaridad de un estudiante”, dijo.

Aula Hospitalaria y Covid-19

Como la gran mayoría de las actividades en nuestro país, las Aulas Hospitalarias también se han visto afectadas por el Covid-19, ya que, en un gran número, las clases son llevadas a los niños y niñas hospitalizados. Es por ello que se han debido suspender, algo que sin duda ha afectado, tanto a estudiantes como profesores, según relató Miranda.

“Los profesores hospitalarios llevamos la escuela al hospital en varias modalidades, es decir, trabajamos en la habitación del paciente, o cuando son autorizados por el equipo médico pueden ir al aula. Pero debido a la emergencia sanitaria del Covid-19 los docentes no podemos ingresar a los hospitales y tuvimos que continuar solo con nuestro proyecto inclusivo de educación remota, con clases virtuales, además de seguir brindando el apoyo familiar de siempre”.

Sello Usach

Consultado sobre la importancia que tuvo la Universidad de Santiago en su formación profesional, Miranda es claro en señalar que “la USACH para mí siempre ha sido sinónimo de justicia y conciencia social, es por lo que decidí estudiar ahí. Pluralismo, libertad de pensamiento y expresión, respeto a la diversidad y a las minorías son algunos de los valores propios de la institución, que también llevo conmigo y en parte gracias a esto fui capaz de darme cuenta de las injusticias del sistema educativo chileno cuando hablamos de minorías, especialmente de lo abandonada que está la infancia en términos de derechos y de inclusión, más aún cuando los niños, niñas y adolescentes enferman todo su mundo se les viene abajo y también se ve afectada la familia por completo”.

“La Universidad me formó en herramientas, competencias y valores, como también me enseñó que hay cosas que no son cuestión de caridad si no de justicia y hay que exigirlas. El derecho a la educación en Chile es muy cuestionable y el sistema escolar tiene fallas que lamentablemente las secuelas nos llevan a nosotros hacernos cargo y de una u otra forma buscar la forma de no fallarles a todos esos niños, niñas y adolescentes que no lo están pasando para nada bien”, concluyó.

Fuente: Claudio Miranda Barrera. 

Entrevista: César Calquín . 

Redacción: César Calquín. 

Foto: Pantallazo CHV Noticias.